Cloris era una ninfa de belleza extraordinaria, asociada con la suave brisa de la primavera y el perfume de las flores recién abiertas. Sin embargo, su historia no fue solo de delicadeza y encanto. Se dice que Céfiro, el viento del oeste, se enamoró locamente de ella y, llevado por la pasión, la raptó. A pesar de ese inicio turbulento, su unión se transformó en un vínculo eterno, y Cloris se convirtió en la diosa de las flores, esparciendo vida y color por donde pasaba.
Se cuenta que, con un simple toque, hacía que los campos florecieran y que los jardines se transformaran en paraísos vivos. Era la encargada de traer la renovación de la naturaleza después de los meses fríos, danzando entre los campos y llenando el aire con la fragancia de los pétalos. Su nombre susurraba en cada brisa suave, y su presencia se celebraba siempre que los primeros brotes comenzaban a abrirse.
El tiempo no ha borrado su influencia. Aún hoy, su esencia permanece en las flores que adornan el mundo, en la delicadeza de los vientos primaverales y en la promesa de renacimiento que acompaña cada nuevo ciclo de la naturaleza. Cloris no fue solo la diosa de las flores, sino la personificación de la belleza efímera que nos recuerda disfrutar cada instante antes de que el viento sople y se lleve todo consigo.
Peso: 330 g
Altura: 21,5 cm
*Imágenes meramente ilustrativas.
**Producto frágil.
***Pintura semi manual, lo que genera diferencias individuales en cada producto.
