Entre las muchas hazañas legendarias de Hércules, una de las más curiosas es su enfrentamiento con Aqueloo, el dios del río. La disputa no era por un territorio ni por un tesoro, sino por una mujer: la hermosa Deyanira. Ambos rivales decidieron resolver el asunto a la antigua: en combate directo. Pero Aqueloo, al ser un dios ligado a las aguas, tenía el poder de cambiar de forma, lo que hacía que la lucha fuera todo menos predecible.
Durante el combate, Aqueloo se transformó en serpiente, luego en toro, intentando escapar de las manos del héroe. Pero Hércules, famoso por su fuerza sobrehumana y su persistencia casi obstinada, agarró los cuernos del dios transformado y los rompió. Uno de esos cuernos se convirtió, según la leyenda, en la Cornucopia, el símbolo de la abundancia. Es como si el propio acto de dominar al río hubiera traído fertilidad y prosperidad a la tierra.
Este duelo entre la fuerza y la fluidez, entre el hombre y la naturaleza salvaje, quedó inmortalizado en esculturas, pinturas y textos. Más que una simple pelea por amor, la lucha de Hércules contra Aqueloo simboliza el intento humano de dominar lo incontrolable, de imponer orden sobre el caos, de vencer aquello que cambia de forma cada vez que tratamos de comprenderlo. Y aunque el héroe salga victorioso, el agua siempre encuentra la manera de regresar.
Material: Resina de alta definición
Peso: 350 g
Altura: 22 cm
Imágenes meramente ilustrativas.
Producto frágil.
Pintura semi manual, lo que genera diferencias únicas en cada producto.
Dependiendo del modelo, el producto puede ser enviado en partes separadas, con encaje y pegamento, para que el cliente lo ensamble.